En los equipos de trabajo los conflictos que pueden surgir son muchos. La existencia de discriminación es uno de ellos, ya que genera en cada integrante del grupo conductas y acciones que lo envician. La discriminación surge por no tolerar las diferencias de la otra persona, a esa intolerancia se le une el prejuicio. Una advertencia hiriente en un momento de exasperación o del mal humor no es significativa; y lo es todavía menos si se presentan excusas a continuación. Lo que constituye a la discriminación como el fenómeno destructor es la repetición de las vejaciones y humillaciones discriminatorias en las que no se produce ningún esfuerzo de matización.
Según “Análisis Final del año 2002. Discriminación en Argentina”, realizado por SOS Discriminación, se determinó que un 10,75% de los casos de discriminación son por sexo. Al medir en que ámbitos se producen los casos de discriminación el estudio revela otros datos que, por lo menos, asombran: comunidad en general, 37,70%; laboral, 36,20%; educativo, 16,60% y salud 9,50%. En esta escala de valores, las mujeres siguen siendo fuertemente discriminadas y marginadas en la sociedad, al igual que los gays y las minorías sexuales. Estos estudios han demostrado que a igual formación y capacitación para los puestos claves, siempre llegan primero los hombres, y solo un 30% de las féminas llegan a puestos medios y solamente un 5% a puestos claves.
De acuerdo a lo expuesto, estamos en condiciones de considerar que, en las relaciones laborales la discriminación se vuelve, en ocasiones, evidente. Una de las más notorias es la discriminación a la mujer en un equipo de trabajo. Que una mujer integre un equipo es posible causal para que surjan conductas prejuiciosas, acciones maliciosas, sentido de superioridad por parte del discriminador, y todo esto daña de forma visible el funcionamiento del grupo como tal y además a cada relación individual entre los integrantes.
En ocasiones, cuando la mujer accede a determinadas corporaciones que han estado tradicionalmente ocupadas por hombres, no les resulta fácil hacerse respetar. Debe soportar bromas groseras, gestos obscenos, que se desprecie todo lo que pueda decir, y que no se tome en serio su trabajo. Al sentir que es tratada de forma diferencial por parte de sus compañeros enseguida advertirá que esta siendo víctima de una discriminación.